Abrazarme a ti, como a la vida
viendo en tus ojos aparecer,
la calidez de un nuevo amanecer
sin el desazón de una nueva despedida.
Tu sereno vuelo de gaviota
a tocado mi árido verano
sembrando rosas en mis manos
desparramando en derredor una tormenta.
Con los sueños a flor de piel
sobrevolando una quimera
como si fuera por vez primera
el hormigueo del beso aquel.
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