Henry Bax

Déjame

Déjame regalarte las últimas flores de mi corazón marchito
ramillete de rosas que exhalan aromas de olvido
pétalos llenos de silencio, disidentes eternos del paraíso
flores amargas, hilos de luna tierna enferma de soledad.

Déjame entrar en el universo de tus ojos
en las orgiásticas constelaciones de tu suave luz
navegar en ese océano de candor, paz celestial
mar de verde serenidad, cuna de un sol de verano.

Déjame ser el más recóndito de tus sueños, planicie de ilusiones
el manto de tus sentidos, el señor de tus más prohibidos deseos
el que te arranque el más delicioso de tus besos
o aquel que te venere y ser el que más te adore

Déjame comerte a pedazos tu corazón cual pétalo de miel
abandonarme en mis excesos y pedir el auxilio de tu mano
para con emoción regalarte la punta de la estrella más brillante
y finalmente morir, con la dicha de haberte robado tu bella sonrisa.

© Henry Bäx. Quito, 2012.

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